Furioso y sin mostrar gratitud por haber sido salvado, el Rey dijo: Dios es bueno? Si Él fuese bueno yo no habría sido atacado y perdido mi dedo. El siervo apenas respondió: Mi Rey, a pesar de todas esas cosas, sólo puedo decirle que Dios es bueno; y él sabe el por qué de todas las cosas. Lo que Dios hace es perfecto. Él nunca se equivoca!.
Indignado con la respuesta, el rey mandó a apresar a su siervo. Tiempos después, salió para otra cacería y fue capturado por salvajes que hacían sacrificios humanos. En el altar, listos para sacrificar al rey, los salvajes percibieron que la víctima no tenía uno de los dedos y lo soltaron: él no era perfecto para ser ofrecido a los dioses. Al volver para el palacio, mandó a soltar a su siervo y lo recibió muy afectuosamente. Mi siervo, Dios fue realmente bueno conmigo! Escapé de ser sacrificado por los salvajes, ¡justamente por no tener un dedo! Mas tengo una duda: Si Dios es tan bueno, ¿por qué permitió que tu, que tanto lo defiendes, fueses preso?
Mi rey, si yo hubiese ido con usted en esa cacería, habría sido sacrificado en su lugar, pues no me falta ningún dedo. Por eso, recuerde: todo lo que Dios hace es perfecto ¡Él nunca se equivoca!
De Daniel Ramón
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